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Acceso a la información no es estar informado

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25 de agosto de 2016

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Paula Castro de Ron

2016-08-25 11:35:03 Paula Castro de Ron Comunicación estratégica

Acceso a la información no es estar informado

Todos los días tomamos decisiones, a veces lo hacemos casi sin pensar, otras veces le damos una y mil vueltas antes, pero continuamente nos vemos obligados a decidir. Tomar la decisión adecuada supone elegir la mejor entre varias alternativas, y una buena decisión se basa siempre en una buena información.

Por eso, cuanta más información tengamos sobre opciones, más fundamentada estará. Pero vivimos en un mundo donde los datos son fáciles de conseguir, basta con buscar en Google y encontraremos un universo completo de opciones sobre lo que buscamos.

Al mismo tiempo gran cantidad de instituciones públicas se están volcando para adecuarse a la legislación sobre transparencia, que les obliga a ofrecer online un Portal de Transparencia, del que suele ser complejo extraer datos si no se está habituado a ello.

Se trata de un acceso a unas bases de datos enormes, ¿pero quién sabe dónde encontrar cada cosa? Por ello se hace necesaria la especialización de profesionales en periodismo de datos, que se adentra en la selva de información disponible para obtener algo noticioso, reseñable o útil.

La sobreinformación puede nublar el juicio (casi seguro), por eso es importante diferenciar entre acceso a información e información relevante: nuestro esfuerzo no debe ir dirigido a obtener mucha información sino a saber encontrar la necesaria para un buen análisis de la situación que permita elegir la mejor opción. Debemos priorizar la útil frente a la disponible.

La ventaja competitiva que puede aportar la información, la explica Bill Gates en su libro ‘Bussiness @ the Speed of Thought’: “Cómo recolectamos y manejamos la información determinará las pérdidas o ganancias. Ahora hay más competidores, hay más información disponible sobre ellos y sobre el mercado, que es global. Los ganadores serán los que desarrollan un sistema de inteligencia, de modo que la información y el conocimiento pueda atravesar fácilmente sus compañías para que aprendan constantemente”.

Para las empresas, por ejemplo, es importante conocer qué hacen sus competidores para poder anticiparse a ellos. Pero no sólo eso, necesitan saber también qué quieren o qué necesitan sus clientes o sus potenciales clientes. Igualmente, y dependiendo del sector en el que se mueva cada empresa, deben conocer los cambios legislativos o las novedades de su sector de actividad.

Un sistema de vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva permite a las empresas conocer mejor su entorno, les ayuda a tomar las mejores decisiones pues tienen información relevante y saben utilizarla. La vigilancia tecnológica es un proceso organizado, selectivo y permanente, de captar información del exterior y de la propia organización sobre ciencia y tecnología, seleccionarla, analizarla, difundirla y comunicarla, para convertirla en conocimiento para tomar decisiones con menor riesgo y poder anticiparse a los cambios.

Todo este proceso es de vital importancia para las grandes empresas, pero para las pymes puede ser también de gran utilidad: un pequeño negocio necesita conocer el entorno en el que se establece. No es lo mismo establecerse en un barrio joven que en uno con población más envejecida. Una pyme que conozca su entorno y a sus competidores puede buscar alianzas con nuevos socios, centrar sus esfuerzos en aquellos procesos productivos más rentables, tener éxito en los procesos de innovación.

La expresión vigilancia tecnológica parece que sólo se puede aplicar a la NASA o a Philips, pero es imprescindible para cualquier negocio. Hay que enterarse de las novedades del sector, de la competencia, de la sociedad… Con tanta información, ¿cómo estar al día de lo que realmente nos interesa?

Las empresas suelen estar atentas a la evolución de su entorno de una manera no consciente ni organizada. Están al día de los cambios a través de revistas especializadas, asociaciones profesionales, a través de sus propios clientes o proveedores. Algo improvisado y no sistematizado. Eso no es suficiente. Muchos de los datos que requieren las empresas están fuera de esas fuentes. La búsqueda de fuentes de vigilancia como patentes, publicaciones en organismos oficiales, prensa online y las redes sociales, o las páginas web de sus competidores requiere la ayuda de expertos.

Porque además de buscar la información que necesitamos, no debemos olvidarnos de su interpretación para definir tendencias y fuentes de autoridad, y categorización para descartar lo inútil o superfluo. La información debe estar integrada en un contexto, de manera que pueda ser interpretada fácilmente. Se trata de lo más importante: el análisis y la entrega de un reporte sencillo, con niveles de profundidad de información, para que las personas con capacidad de decisión tengan datos para hacer una elección informada. Algunos llaman a esto inteligencia de mercado.

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